Como parar el desastre

Cuando todo falle, fíjate en quien no se rinde. En quien no permite que siga fallando, en quien sale adelante.

Estos días, parece que la naturaleza no pueda más. Estamos sobrecargando la tierra, y hay quien no toma medidas para protegerla. Con el aumento de las temperaturas, y teniendo en cuenta la época del año en la que nos encontramos, tendríamos que ser más conscientes que nunca que el campo, los bosques, la naturaleza en sí misma, es un bien muy delicado, por mucha fuerza que tenga.

Más de 1.700 hectáreas de zona forestal y agrícola se han quemado en el incendio de Santa Coloma de Queralt, que ya se ha declarado controlado. 17 millones de metros cuadrados. Era una superficie inmensa de tierra. Ahora lo es de ceniza.

La naturaleza es casa

No podemos olvidar que la naturaleza es casa nuestra. Nos da alimentos, aire, vida. Es, sobre todo, la casa de los campesinos, de las personas que la trabajan con el máximo respeto para traernos sus frutos. Y una vez más han demostrado estar al pie del cañón para frenar el desastre. Dicen que la agricultura es el arte de saber esperar, pero no han esperado nada para pasar a la acción y empezar a labrar los campos para crear cortafuegos. Les queremos dar las gracias por estar siempre. Porque, mientras el mundo avanza a una velocidad casi perturbadora, ellos siguen protegiendo lo que más importa, afianzados a la paz que produce trabajar en el campo como se hacía antiguamente, con cuidado y paciencia.

Como ya sabéis, nosotros somos unos firmes defensores de nuestra tierra. Por eso contamos con productores que también se rigen por esta manera de hacer. Cómo es el caso de Nouca, que tienen claro que ahora es más importante que nunca emprender iniciativas y crear sinergias que cooperen para mejorar nuestro entorno y nuestra sociedad. Por lo tanto, podréis disfrutar de sus nueces en nuestras Cestas de Navidad.

 

La historia de Nouca

Nos remontamos ahora a los años 90, cuando el abuelo y el tío-abuelo de Ivan Ruiz plantaron algunos nogales entre centenares de árboles frutales que habían sido la base de la economía familiar durante tres generaciones. Treinta años más tarde, el 2012, Ivan, con solo 20 años, y su abuelo, con la experiencia de sus 64, plantaron 4000 nogales y fundaron la base de Nouca. Pocos años después, a pesar de seguir siendo una pequeña empresa, consiguieron la autonomía total a la hora de recolectar los frutos secos e iniciaron el proceso de conversión a cultivo ecológico. Finalmente, el 2020, un año marcado por la covid-19, ellos lo prefieren recordar como un año de esfuerzo y transformación, poniendo su alma al servicio del cambio en el cual creen.

Por lo tanto, como podéis ver, Nouca nace gracias al espíritu emprendedor de un joven y, con la ayuda y la experiencia de su abuelo. Nouca es el fruto de las raíces, de la pasión por el cultivo, del trabajo en el entorno rural, del aprendizaje sobre la naturaleza y del deseo de ofrecer un producto bueno y de proximidad. Nouca es Josep Maria e Ivan, pasado, presente y futuro de la agricultura. Pero hay muchos más nombres detrás: Josep Ramon, Marina, Gora, Nuria, Míriam, Siega… Un equipo que es una familia.

La filosofía de Nouca

En Nouca trabajan para que cada nuez tenga alma propia y se pueda disfrutar con todos los sentidos, y sea más que un producto; así como las relaciones, más que interacciones. Valores que estaban muy arraigados antiguamente y que no tendríamos que dejar que se pierdan nunca.

Su objetivo es poner al alcance de todo el mundo productos sanos y de calidad que transmitan la pasión por la vida. Por otro lado, también están comprometidos a frenar el cambio climático a través de la reducción de la huella de carbono. Por eso se dedican a la producción ecológica, con certificados que lo acreditan, siguiendo métodos y procesos naturales, y están trabajando en el cambio de su proceso de manufactura para conseguir trabajar con energías renovables en la medida posible. De este modo, cuidan de las personas y del medio ambiente. Y también colaboran con fundaciones como la AECC, mostrando así su compromiso social.

Las nueces de Nouca

Por suerte, el mundo cada vez está más concienciado del impacto que tiene la alimentación en nuestra salud. La naturaleza nos proporciona alimentos que nos ayudan a favorecer el bienestar físico y mental. Y la nuez es uno de los alimentos más concentrados en sustancias nutritivas.

Los inviernos húmedos, los veranos cálidos, el suelo característico de la zona de Lleida y el hecho de cuidar cada detalle durante su crecimiento hacen que las nueces de Nouca tengan un sabor único. Un sabor que queremos acercar a todo el territorio.

En sus fincas usan un sistema basado en métodos preventivos, en la utilización óptima de los recursos naturales, sin usar productos químicos u organismos genéticamente modificados. Así se consigue obtener un alimento orgánico de una forma sostenible y equilibrada y con más calidad nutritiva. Por otro lado, favorecen la salud de los ecosistemas, la diversidad biológica, la regeneración del suelo, y el buen desarrollo de las plantas y, por lo tanto, la resistencia natural a plagas y enfermedades.

Detrás sus nueces, nogales y fincas, hay sus familias, sus historias, su esfuerzo y sacos llenos no solo de frutos, sino también de sueños.

Las tradiciones continúan

Es curioso como el tiempo pasa, pero algunas tradiciones siguen arraigadas. Como el campesinado y la agricultura tradicional. Como el hecho de regalar una Cesta de Navidad que contenga estos valores.

Seguro que estaréis de acuerdo con nosotros que el producto local, artesanal, de proximidad y de temporada es una parte muy grande de la solución para generar comunidades más sostenibles. Actualmente, las pequeñas explotaciones agrarias proporcionan un tercio de los alimentos que se consumen en todo el mundo.

Tenemos que seguir impulsando la economía local, promocionando los pequeños productores y aportando nuestro grano de arena en la creación de un mundo más sostenible y un estilo de vida más saludable a través de la alimentación natural.

¿Nos acompañáis?

¡Salud!